Hay quienes saben aprovechar las oportunidades.

Y por encima de ellos está Trump.

Qué belleza de fotografía.

Triunfal.

Mira la sangre, el puño en alto, la mirada de "aquí sigo, hijo de puta", la bandera al fondo.

Ya lo dije ayer y lo vuelvo a decir hoy:

Este señor va a estar lo que le queda de vida sacándole el jugo al día en el que casi se lo llevan por delante.

¿Llegará a Presidente de nuevo?

¿Tú qué dices?

Yo creo que sí.

Aunque esto no le guste a muchos, es la verdad:

Mi amigo Donald tiene una flor en el cul* que nadie va a poder arrancarle jamás.

Ni a tiros.

¿Sabes por qué?

Porque no es que tenga suerte (aunque esta vez la tuvo), sino que se la fabrica él mismo a toneladas.

“Yo creo mi propia suerte”


Seguro que lo has escuchado de boca de algún imbécil.

Lo jodido de admitir es que, muchas veces, ocurre justamente así.

No creo que existan personas con buena, y otras con mala suerte.

Está todo en la cabecita.

En la tuya, en la mía, en la de otro.

Me imagino cuantas veces le habrán dicho a Trump que nunca, en su maldita vida, llegaría a ser Presidente.

Por vulgar.

Por ridículo.

Por ser "demasiado bruto" para lo que el buenrollismo de ahora demanda.

Sin embargo, ahí está el tío:

A meses de llevarse su segunda presidencia.

Y con un agujero precioso y tan ancho en la oreja, que le servirá bien para colgarse (metafóricameeente) las pelotas de sus oponentes, después de cortárselas, y pasearlas por ahí como un pendiente en forma de 🍇.

Qué bien me cae este hombre, y qué bien que siga vivo.

El político que este blog necesita, y también se merece.

En su nombre, te doy las gracias por el apoyo.

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