Nadie me lo ha preguntado en directo, pero me imagino que a más de uno le ha pasado por la cabeza hacerlo.
La historia:
Desde pequeño, he sido el típico tío a quien vas para pedirle consejo, o contarle tus movidas.
Y a mí siempre me ha gustado ayudar a la gente.
Win-win.
De adolescente, este "superpoder" me hacía ser el colega a quien quieres tener al lado cuando algo rarillo ocurre, pero también fui el pagafantas perfecto para más de una chica.
Aprendí cosas.
Según fui creciendo, aunque empecé por las Fuerzas Armadas y ser soldado no tiene nada que ver con "aconsejar", cada vez estaba más claro que terminaría dedicándome a mejorar la situación de la gente.
Después fui comercial.
Más tarde, director de comerciales.
Y la cosa es que, en noviembre de hace 3 años, decidí dejar la carrera que tenía como ejecutivo para dedicar el 100% de mi tiempo a ayudar a otros a mejorar sus vidas.
Creo que no me ha dado por dar terapia porque no me siento atraído por el drama.
(Es al revés)
No digo que a los psicólogos sí les atraiga, ojo.
Pero siempre he sabido que lo mío no es arreglarle la cabeza a nadie, ni explorar los entresijos y sucesos del pasado en busca del origen de lo de ahora.
Lo que me pasa a mí es que soy bueno señalando lo evidente.
Algunos han dicho de mí que soy:
“Alguien con una comunicación muy inquisitiva”
Que viene a ser que, a veces, me paso de directo con las cosas que digo y cómo las digo.
Pocas veces lo he visto como un problema, la verdad, porque tampoco soy el tipico idiota que aprovecha ser "muy sincero porque yo soy así, y es lo que hay" para descargar sus frustraciones sobre otros.
Aunque soy consciente de que he hecho daño a algunas personas por hablar como hablo, y me arrepiento a veces.
Siempre he renegado del coaching.
Siempre.
Desde antes de ser coach, siendo coach, e incluso ahora, que ya no me considero, formalmente, coach.
Pero creo que la cúspide de mi animadversión por esta disciplina que tanto bien ha hecho en mi vida, la alcancé el día en el que me explicaron que un coach no hace lo que justamente yo quiero hacer, y soy bueno haciendo:
“Dar respuestas”
Puede que esto te suene, o puede que sea la primera vez que lees algo así, pero te aseguro que lo primero que te dicen tal cual te inscribes en una escuela de coaching es que tu función no es decirle a tu cliente lo que tiene que hacer.
A mí me descolocó.
Sabía que un psicólogo debe tener cuidado con esto, porque su paciente (diferente de "cliente", que es lo que yo tengo) se encuentra en una situación vulnerable, y vete a saber…
Pero no entendí por qué yo no podía decir lo que pensaba sobre lo que ocurría delante de mí.
“¿Entonces para qué coñ* me quieren?”
Al principio, trataba de ser ese tío agnóstico, no directivo, que se suponía que debía ser.
Pero, poco a poco, imagino que guiado por mi propio instinto, y también por lo que me pedían mis clientes, terminé no solo dando mi opinión, sino creando sistemas que le decían a quien me contrataba qué tenían que hacer exactamente para salir de la situación en la que estaban.
Creé SOP, un programa paso a paso, para resolver la falta de foco de mis clientes en menos de tres meses.
Luego lancé Masteryweeks, que es lo mismo, pero en grupo.
Y por fin, después de arrancar Mastery Leaders, en algún momento hace unas cuantas semanas, me di cuenta de lo que ya sabía y llevo tratando de demostrar(me) desde el día uno.
Que no soy coach.
Sino un tío que aprendió a utilizar una herramienta llamada coaching, y que ahora la despliega intermitentemente en sus servicios, a voluntad.
Cuando tengo que frenar, sé cómo hacerlo.
Cuando tengo que guiar, me doy permiso y guío.
Al final, contra todo pronóstico, esto de lo que llevo huyendo tanto tiempo es lo que me está permitiendo ser quien desde un inicio estaba determinado a ser:
Alguien que se atreve a indicarte el camino que cree que es correcto.
Creo que es valioso esto.
“¿Y por qué ventas, por qué comunidades, y por qué ahora?”
Ventas, porque vender es lo que llevo haciendo para ganarme el pan desde que dejé el cuartel, allá por 2017, casi cada día.
Comunidades, porque el proyecto que más me ha echo crecer de todos los que he lanzado, que son muchos, ha sido fundar mi propia comunidad.
Y por qué ahora, y no mañana, o pasado, o cuando se suponga que esté preparado, es porque ya he experimentado lo que se siente cuando alguien a quien enseñas cómo facturar más, factura más.
Difícil volver atrás.
Es otro universo, otro estado emocional al que no había accedido nunca antes.
Así que lo he tomado como una señal que me dice que mi camino, en este momento de mi vida, tiene esta pinta:
“Hacer que otros puedan mantenerse más tiempo en la partida, enseñándoles cómo meter monedas en la máquina de comprar vidas extra”
Hace 10 años era soldado, hace 5 director comercial, y ahora soy lo que estoy contando.
¿Mañana?
No tengo ni dea.
Pero si hoy tienes un servicio 1-1 que quieres escalar, o ya tienes una comunidad online o servicio en grupo sin monetizar, o que factura mucho menos de lo que crees que podría estar facturando, creo que puedo ayudar.
Resolver esos problemas que tenía mi negocio, me ha cambiado.
Y puede que en tu caso ocurra lo mismo.
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