Algo que le suelo decir a mi gente, a quienes trabajan conmigo:

"Esto se lo escucharás decir a pocas personas, y puede que yo mismo no deba decirlo, dedicándome a lo que me dedico…

Pero ahí va:

En realidad, importa un carajo si consigues el objetivo o no.

Es lo de menos.

Lo realmente importante, lo verdaderamente valioso, es en quién te conviertes mientras tratas de conseguir lo que dices que quieres.

Por eso debes marcarte objetivos altos.

Porque cuanto más salvaje, descabellado, y exigente sea, mayor será tu esfuerzo, y tu transformación personal"


Lo creo de verdad.

Hay que marcarse objetivos motivantes, que quieras conseguir y que realmente creas que tienes una oportunidad.

Esto no va de escribir fumadas en un papel.

Pero lo cierto es que lo que de verdad importa no es si consigues ganar esa oportunidad, cerrar ese proyecto, conseguir ese ascenso, llevarte a esa piba, abrir tal mercado, o lanzar ese producto.

Lo que importa es todo el trabajo que haces para que cualquiera de esos ejemplos se materialice.

Porque lo que aprendes en el “durante” se queda contigo toda la vida.

El problema:

La mayoría de personas que conozco se ponen objetivos muy, muy por debajo de lo que sé que pueden conseguir. Esto le pasa a un 90-95% de la gente, según mi experiencia en este tema. Por alguna razón, y seguramente tiene que ver con presión del entorno, porque la masa, por definición, está más cerca de la mediocridad que de la excelencia, prácticamente todo el mundo tiene miedo a ponerse objetivos que de verdad los pongan a prueba. Muchos deciden conscientemente “bajar el listón” para no decepcionarse si no llegan, o algo así. Es una gilipollez. Lo que hay que hacer es marcarse:

Objetivos que acojonen.

Esto hay que saber hacerlo.

En las primeras reuniones de SOP (son 12, el proceso completo dura unos 3 meses) me centro en sacar esos “objetivos temidos” de la cabeza de las personas con las que trabajo, y los escribimos en un papel; donde todos podemos verlos, y desde donde no nos pueden morder.

No permito chorradas.

Si alguien me dice “esto es lo que quiero”, y me lo jura y promete, y me dice que está comprometido con eso, más le vale que lo esté diciendo en serio.

Intentar convencerme, dos semanas más tarde, de que “ahora las cosas son distintas y por eso tengo que bajar el objetivo” es más difícil que hacerle creer a tu mujer que vas a salir de noche con tus colegas de siempre para repasar unos apuntes de un curso de “Educación para la ciudadanía” a la que todos se apuntaron hace unos días.

Suerte con eso.

Suelo decirle a la gente que se piense muy mucho en empezar a trabajar con SOP porque 1) no hago terapia y por lo tanto el ambiente no es aquí-todo-vale chachipiruli y 2) mi misión no es que te sientas bien, sino que hagas lo que has dicho que vas a hacer.

Para marcar objetivos que dan miedo y contratar a un perro de presa para que te muerda los talones si dejas de correr, suscríbete a mi newsletter en el formulario de abajo para enterarte de cuándo vuelvo a abrir plazas.