Empecé comentándolo medio en coña, medio en serio, (todas las bromas tienen un % de verdad, por eso son graciosas) con Sara:

"Creo que deberíamos ir pensando en buscarnos una casa grande, lejos de todo, en la que podamos plantar algunas cosillas, donde los enanos tengan sitio para jugar, para que puedan tener animales…

…y en la que estemos a salvo, o al menos todo lo lejos que podamos estar, de la que está cayendo “ahí afuera” "


Tiene mucha pinta de que me estoy haciendo mayor.

Hasta hace no demasiado tiempo, una de mis mayores ambiciones era irme a vivir a una ciudad grande, grande de verdad, a dármelas de superejecutivo/superempresario y a cosechar fama y envidia.


Pero, cuanto más lo pienso ahora, más cuenta me doy de que quiero tener poco que ver con lo que se está maquinando en nuestra querida, y depravada, sociedad.

Quiero estar lejos de este caos.

Y llevarme a los míos conmigo.


Europa es un asco.

USA es un asco.

La esperanza de futuro para cualquiera de nosotros en Occidente, en general, deja bastante que desear.


(África y Asia, que he estado en ambas zonas y lo he visto de cerca, tienen sus propios problemas:

Uno de ellos es que quieren parecerse a Occidente, así que han heredado la podredumbre mental y espiritual en la que estamos inmersos los “hijos de la vieja Europa”, quienes hemos colonizado, y seguimos colonizando, todos los rincones de lo que conocemos por planeta Tierra.


¿Qué andan buscando quienes se marchan a vivir a esas zonas del mundo, al Sudeste Asiático, por ejemplo?


¿Desayunar pollo y arroz picante cada día porque la gente de allá no entiende nuestro concepto de las “tres comidas diferentes”?

¿Ahorrarse cuatro duros viviendo en hoteluchos de mala muerte (o reformados, pero de esencia marginal) compartiendo espacio con “aventureros” con suscripción activa en Apple Music?

¿Ir a arrodillarse frente a las estatuas del líder de una religión que se empeñan en considerar como “movimiento filosófico”, pero que en cuanto pisan suelo asiático descubren que aprieta más fuerte que el propio Catolicismo, que ya es decir?


Quienes van para allá, están escapando de algo.


Y los entiendo.


El problema es que, por desgracia, la miseria vital que hemos creado aquí y estamos exportando, viaja más rápido de lo que vuelva cualquier avión que se haya inventado hasta la fecha.

En menos de 20 años, si es que llega, aquello será esto, y esto, aquello)


¿Has encendido la tele, has puesto las noticias?

Dime que no se está cayendo el mundo a trozos, entonces.


Algunas señales de la decadencia:

- Dicen por ahí que hay un nuevo virus que hace que que el Invent-19 parezca una tos común, así que la mejor respuesta que podemos darle es volver a marcarnos como ganado, a encerrarnos en nuestros pisos de 60m2, y a taparnos la boquita no vaya a ser que nos entre el bicho y nos haga pupa…

…y hay gente que lo está deseando


- El sistema educativo está tan corrompido y tan sometido a ideologías enfermizas anti-naturales que parten del Estado, que sabe Dios las mierrdas que les están metiendo en la cabeza a nuestros hijos cada mañana cuando se sientan en su pupitre a escuchar al activista sin principios (que tiene que obedecer o dar su cabeza al Sistema, que la pedirá sin dudarlo) al que tienen que llamar “profesor”


- Hay en Europa un proyecto, que se materializará, para sacar el efectivo definitivamente de tu cartera, digitalizar tu dinero, y poder trackear hasta el último gramo de Chopped que vayas a comprar en tu supermercado de des-confianza, y saber si la última paja que te hiciste fue viendo un vídeo de rubias, de negros, de asiáticas o de gemelos.


- Se debería estar liando la de Jesucristo por unas declaraciones que están saliendo a la luz que tienen que ver con braguetas bajadas, chicas menores de edad y políticos/millonarios/celebrities que deberían pasar el resto de sus vidas en el talego, pero no pasará nada porque al ciudadano medio lo único que le importa es qué pareja caerá antes en la tentación en la Isla de las Lobotomías.




¿Quién es el culpable de todo esto que está pasando?

Me parece que es lo que menos importa.


Lo que importa, al fin y al cabo, es lo que vas a hacer tú, con los recursos de los que dispones y con los que eres capaz de conseguir, para crear la mejor experiencia vital posible para ti, para los tuyos  y para las personas que seas capaz de alcanzar en tu radio de acción.

(Para unos, esto serán 20 familiares, para otros, un continente entero…)


Lo único que puedes hacer es tratar de controlar lo que puedes controlar.

Que al menos lo que tienes al alcance de tu mano, lo que te afecta directamente, no esté ahogándose en el caos.


Lo que vengo a ofrecerte hoy, en este blog, no es capaz de detener la apisonadora de dominación global que se dirije hacia nosotros.

Pero puede ayudarte a empezar a apartarte.


Porque todas las personas cuyas vidas serán destruidas por este apocalipsis silencioso, tienen algo en común:

Dicen que van a hacer algo, pero luego no lo hacen.


La esencia de lo que yo hago, el núcleo de mi trabajo, por muchos nombres o formatos diferentes en los que te los presente,

(Audios, comunidades, libros, workshops, eventos…)

Es enseñar a la gente a cumplir sus compromisos.

Siempre, o casi siempre.

Ocurra lo que ocurra a su alrededor.


¿Dónde estarías ahora si hubieras terminado todos los proyectos con sentido que has empezado, o si hubieras mantenido todas las buenas decisiones que abandonaste a la mitad por miedo, vergüenza, pereza, dudas o falta de apoyo?

Seguramente en otro sitio.

En uno mejor.


Desde hoy hasta el domingo, abro huecos en mi agenda para emprendedores y líderes profesionales (no necesitas tener un negocio propio para aprovechar esto que te voy a contar) que quieran trabajar conmigo en 1-1.


Lo llamo “Profundización”, y puedes verlo como un “pack salvavidas” de 2 reuniones conmigo, sin fecha de caducidad, que puedes consumir cuando quieras, con la que puedes descubrir “qué es eso del coaching” y cómo es trabajar conmigo personalmente, sin tener que invertir una pasta ni dedicarle demasiado tiempo.

(Este servicio suelen elegirlo desde personas que con las que no he trabajado nunca, hasta profesionales que llevan años formándose con mis servicios y que quieren un “empujón extra” en momentos puntuales como este).

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