Hace un par de fines de semana fui a un musical en directo y me quedé bastante loco.

Por varias razones que te cuento rápido aquí abajo:


Primera razón por la que me sorprendí ese día en el que Sara y yo decidimos dedicar un rato de nuestra tarde escuchando a otras personas interpretar “Los Miserables”:

No soy, para nada, alguien a quien le guste estar 1.5-2h sentado en el mismo sitio prestando atención a algo en lo que no puedo participar de ninguna manera.

Por eso me extrañó tanto verme a mí mismo clavado en la butaca, casi sin hablar (raro también), durante todo el tiempo que duró el espectáculo.


Segunda razón:

Nunca me han gustado las películas/obras en las que de repente la acción se detiene y alguien empieza a cantar por la cara

(Que es la definición cutre de un musical)

Así que pensé que aquello no me molaría nada;

Y pasó lo contrario.


Tercera razón y tercera sorpresa que me llevé esa tarde entre cantarines:

A pesar de que la entrada solo costaba 10€, aquella gente lo hacía increíblemente bien.

Lo hicieron mejor, según me enteré después por lo que me dijo mi señora, que es fan de este tipo de eventos, que lo que suelen hacerlo compañías de teatro que cobran entre 80-120€ la entrada individual.


Creo que esto es lo que más me sorprendió, en realidad.

"¿Por qué esta gente está cobrando solo 10€ por venir a verles?"

"¿Qué les pasa?"


Me quedé tan chocado con la idea de que estuvieran malvendiendo su talento a este precio tan ridículo, que pasé el resto de la noche, después de salir de allí, dándole vuelta a potenciales porqués por los que la compañía solo cobrara esos míseros (nunca mejor dicho) 10€ por ver, y escuchar, 2 horas de lo que tenían que ofrecernos.


Opciones que me pasaron por la cabeza:

- No reconocen su propio talento

- Quieren llenar la sala a cualquier precio

- Como son canarios, piensan que no pueden “ascender” a precios de compañías peninsulares (por acento, por complejo, o por lo que sea)

- Tienen un acuerdo con algún organismo público que les paga “la otra parte de la entrada”

- No se atreven a subir el precio


Creo que, a no ser que un día me tropiece con el director de todo aquello por la calle y me sienta lo suficientemente sociable como para preguntarle sobre el tema, nunca sabré por qué decidieron cobrarme lo que me cobraron, en lugar de hacerlo con un precio 10 veces más alto.

Pero lo triste de esto, en realidad, es que no son los únicos a los que les pasa.


Estoy harto de ver a emprendedores rebajar sus precios por miedo, desconfianza o falta de claridad.

Es un mal endémico.

Parece que cuando te das de alta de autónomo, alguien te recomendara:

“Ah, y recuerda marcar siempre tus precios cerca del límite de la pobreza, para que por mucho que curres estés siempre a dos semanas de irte a tomar por saco, ¿vale?”


De verdad que es triste encontrar dueños de negocios realmente talentosos vendiéndose tan barato.

Y es terriblemente común.


Lo que creo,

Es que a muchos de ellos les falta contexto.

Muchos viven dentro de una burbuja de suposiciones, desde la que deciden cómo va a ser su negocio, incluso su vida en general, sin saber qué es lo que está haciendo otra gente, o qué opinan otros sobre los pasos que él mismo está dando.

No tienen con qué compararse.


Una de las partes más importantes de Masteryweeks es su comunidad online.

(Yo nunca pensé en crear una, pero los miembros me lo pidieron, la hice, y ahora, después de ver lo que ocurre dentro, entiendo que es vital tenerla)

En ella, los miembros comentan semana a semana cómo les están yendo las cosas.

Y el resto les ayudamos y les damos nuestra opinión sincera.


…“Hey, conozco a alquien que podría echarte una mano con ese tema”

…“Enhorabuena por el pedazo de proyecto que estás creando”

…“¿Tío, no deberías subir ese precio?”


¿Cómo vas a saber si lo que estás haciendo tiene sentido, si solo recibes feedback de gente que no ha emprendido en su vida, y de personas que son tan cercanas a ti que nunca, por mucho que quisieran, podrían ser imparciales contigo?

No puedes, claro.


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