Ayer jugué a algo con Sara.

Eran las siete pm, y volvíamos de la playa.

Hacía una tarde increíble.

Una tarde canaria, de solito rico, de esas por las que gente de medio mundo paga pasta por disfrutar.

Fue una escapada rápida:

Fuimos, nos bañamos, volvimos.

Una hora y media, o así.

Pues nada, que estando en la guagua de vuelta le dije:

"Un juego:

Elige el mejor restaurante de cada uno de los países a los que hayamos ido juntos, a ver cómo queda la lista"


Llevamos tres años.

Diría que hemos ido a unos 10 países en ese tiempo, o por ahí.

(Los acabo de contar, son 11)


Eligió sus restaurantes.

Y le propuse otra:

“Venga, ahora dime uno de ellos al que irías esta noche, sin mí, sin nadie más, a disfrutar de una cena para ti sola”


Pensó un poco.

Y me dijo el sitio.

Sonrió mientras se lo imaginaba, muy linda ella.

Hay pocas cosas que me gusten más que ir a un restaurante a comer, o cenar, a solas, sin prisa, como capricho.

Si no lo has hecho, busca un sitio que te guste y agenda el día.

Te va a enganchar.

Pero volviendo:

Ella me preguntó lo mismo, claro.

Que le dijera a qué restaurante iría a cenar yo, a solas.

Y no me salió ninguno, porque lo que me venía constantemente a la cabeza era otro lugar.

Uno en el que no se cena.

Sino que se desayuna.

Le dije:

"Iría a aquella terraza al aire libre pijotera en Viena, la del mantel de tela blanco y el camarero de la pajarita…

Y me pediría:

Un trozo de tarta Sacher.

Un café solo.

Un vaso de agua fría.

Y desayunaría allí, tranquilito, pensando en mis cosas"


Sonreí yo también, seguro.

Al rato, ella me enseñó esta foto que tiene en su Instagram.



“¿Este sitio?”

Le dije que no, que ese era otro, también en Viena, y que también me gustó.

El que yo decía está en otra plaza.

Pero lo más probable es que en mi desayuno idealizado también fuera así de guapo, y tuviera la barba así de perfilada.

Adonis.

La pregunta importante, es la de siempre:

“¿Cuándo?”


Cuándo voy a ir yo a mi desayuno vienés, cuándo vas a ir tú a esa primera cita contigo mismo.

Mi respuesta:

“Cuando deje esto rodando”


Que significa:

Tan pronto termine de encajar las últimas piezas para que los leads entren casi solos, y las ventas se cierren por ellas mismas.

Puedo irme ya a Viena a por esa tarta Sacher en aquel lugar medio de lujo, en realidad.

Mañana mismo.

Pero seguro que sabe mucho mejor si la como sabiendo que tengo gente cubriéndome las espaldas.

Saber que estoy de paseo.

Con mi negocio a salvo.

Mientras otros venden por mí.

Así, sí.

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