La gente cada vez tiene menos ganas de jugar.

Y en la industria en la que yo me muevo, el desarrollo personal, se ve todavía más.

(Yo mismo he publicado un libro para que aprendas a levantarte a las 5AM cada día; sé de lo que estoy hablando)


Cada vez más, veo a gente con vidas personales destruídas, personas que se han convertido en otro periférico más de su ordenador portátil,  que presumen en Twitter de lo “ajustada” que es su agenda, lo “productivos” que son, y el poco tiempo que le dan a otros intereses que no sean el perseguir billetes de colores.

La gente, cada vez, tiene menos ganas de jugar.

Y así les va.


Cuando me presento en algún grupo de personas que no me conoce, me pasa algo muy frustrante a lo que he terminado acostumbrándome:

La gente ve a lo que me dedico, y piensa que soy una especie de cavernícola obsesionado con el rendimiento.

Alguien a quien solo le interesan las X de sus tareas, y que todo lo demás le resbala.

Así que, por defecto, terminan ampliando esa idea hasta abarcar también a Masteryweeks.


“Masteryweeks es un sitio lleno de frikis que se dan golpes en el pecho y se gritan unos a otros para motivarse y conseguir lo que quieren”


Nadie me lo ha dicho directamente.

(Al menos no de manera tan directa como la de arriba)

Pero a algunos se les ve en la cara al hablar con ellos.

Aunque a mí, en realidad, me da lo mismo lo que crean…


…porque sé lo que piensan los que importan:

Los miembros.


Además de los típicos testimonios en los que algún compi habla de lo mucho que ha logrado centrarse y avanzar gracias a nuestro método,

(Tengo un Drive hasta arriba de ellos, salen 2-3 cada día y los copio y pego allí)


Últimamente, muchos de esas opiniones improvisadas tienen esta pinta:

“Me lo he pasado en grande”

“Hacía tiempo que no me divertía tanto”

“Me reí tanto, que al día siguiente me desperté hasta arriba de energía”


Sé exactamente por qué ocurre esto.

Sé por qué los emprendedores que trabajan con nosotros cada vez se lo pasan mejor.

Es por esto:

Trabajo premeditadamente para que eso ocurra.


Cuando creo una nueva actividad, o pienso en algún recurso que entregarles (la mayoría de veces, gratis), siempre me pregunto:

"¿Cómo puedo hacer esto un poco más divertido?"

"¿Cómo podría hacer que lo pasaran mejor"?"


Porque, lo creas o no, el verdadero “truco definitivo” de la productividad es convertir en un juego esa tarea que no quieres hacer,

Ese proyecto que no quieres ni mirar,

Ese cliente al que no le quieres hablar…


Cuanto más luches, más resistencia tendrás.

Esto es siempre así.

En el negocio, con tus clientes, y con todo lo demás.

Porque hay que jugar, no pelear.

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PD: “El éxito en cualquier empresa, en el arte, en el comercio o en cualquier profesión simplemente hay que mantenerlo como un objetivo fijo en la mente, y entonces estudiarlo para lograr que todo ese esfuerzo hacia él parezca un juego o una simple recreación. En el momento en que se convierte en un trabajo duro, no avanzamos”. Prentice Mulford