Este blog va a ser largo y en él te voy a revelar algo con lo que estoy realmente obsesionado, obsesionado nivel tener que comentarlo con un profesional de la salud mental por si acaso, que tiene que ver con una técnica (y una forma de ver el mundo de los negocios) que puede hacerte ganar más dinero del que estás ganando ahora, como ciertamente me lo ha hecho ganar a mí.
Descubrí esto hace un tiempo ya, viajando por Tailandia.
Pero no lo aprendí por estar en aquel país, sino que resultó que andaba por allá cuando llegué a este descubrimiento.
En aquel momento, estábamos, Sara y yo, en Ayutthaya (se pronuncia Ayú-tayá, como nos indicó un buen hombre en una estación de guaguas/buses).
Un pueblo-ciudad pequeño, en el que pasamos unos días comiendo platos-no-identificados (en adelante, PNIs), picantes y con curry, y bebiendo batidos de fresa en un puestito muy pequeño cerca de nuestro hotel que nos servía una señora a la que también le alquilamos la moto (la suya) para dar paseos por allí.
Como digo, la lección no tiene nada que ver con esto.
Pero estábamos allí, ese era el contexto.
El tema es que, en aquel momento, enero-febrero del 2021, más o menos, yo estaba empezando este negocio.
Aunque aún no sabía donde tenía la mano izquierda.
Yo era consciente de esto.
Sabía que no tenía ni idea, pero, si te soy sincero, aún creía que podía triunfar en esto del emprendimiento porque “tengo un talento natural para que todo en lo que me meta me salga bien”.
(Que el ego es la fuerza que más negocios destruye lo descubriría un año después de esto, cuando terminara de perder hasta el último euro que tenía en mi cuenta y tuviera que “reconstruirme” desde prácticamente cero…)
En aquella ciudad de nombre impronunciable, pasaba las mañanas dando vueltas con mi señora por ahí, visitando templos y tal, y las noches las pasaba mitad durmiendo, mitad trabajando.
No trabajaba de noche por gusto.
Sino porque me había apuntado a un curso de 15 meses (coaching) en un sitio en USA, y las clases, la mayoría de ellas, me cuadraban a las 2-3 AM en días alternos.
Fue durillo, pero lo pude hacer.
De hecho, recuerdo que un día pensé:
"A ver, ya que estoy despierto a estas horas…
¿Podría añadir algo más a esta rutina nocturna de trabajo-estudio, que no lleve mucho tiempo (30-60mins máx), y que me ayude a progresar en mi recién inaugurado, y por ahora para nada rentable, negocio?"
Siempre he visto mi empresa, y la de los demás, como el resultado de la suma de dos, siempre al menos dos, partes:
- Una parte técnica: el servicio que ofreces a quien te compra, y en el que, en mayor o menor medida, te has formado y tienes cierta experiencia.
(Coaching, Asesoría, Medicina, Terapia, Consultoría, Cerrajería, Fontanería, Sastrería, Diseño web, Arquitectura, Branding…)
- Y una parte de negocio: a la que muchos llaman Marketing dejándose atrás muchas otros temas importantes, que es todo lo que has hecho y haces para llevar ese servicio (lo técnico) a las manos de quienes podrían comprarte
Nota importante:
Los emprendedores que tienen problemas de dinero, normalmente los tienen porque dedican tiempo en exceso a mejorar su técnica (ej: ser mejor consultor, psicólogo, o carpintero) y dedican muy poco, o nada, de tiempo mental y de ejecución a mejorar la sección de Negocio de su, atento ahora, negocio.
Lo que poca gente le ha contado, y que muchos después de leer esto no querrán creerse (mucho dinero tirado en Másters, y similares) es que lo que mete dinero en la caja no es la técnica, sino el negocio.
(El gran error del amateur, además de creer que se las sabe todas y que puede sobrevivir en este mundo de fundadores-vs-fundadores por su propia cuenta, es pensar que cuanto más formado esté, más dinero va a ganar.
Esto es directamente falso y deberías replantearte lo que estás haciendo si aún crees que no es así)
La clave para tener dinero no es sacar muelas más rápido.
Ni pintar mejores cuadros.
Ni cambiar las ruedas del coche del cliente como nadie.
Sino hacer que ese servicio llegue a la gente adecuada, en el momento preciso, de una manera lo suficientemente atractiva como para que esa persona lo compre (AKA te de su dinero) y te recomiende a otros.
Cosa que también debe incentivarse desde el negocio, no desde la técnica, aunque sea la calidad de la técnica la que pueda promover la recomendación…
En resumen:
En aquel momento estaba metiendo carbón a la maquinaria de la técnica (con el curso de coaching), pero sabía que necesitaba invertir más tiempo y pasta en el negocio.
Así que empecé a seguir, pagar y aprender en serio de quién hoy es uno de mis referentes más importantes:
Russel Brunson, co-fundador de Clickfunnels.
Pocas personas que lean este blog sabrán quién es simplemente por su nombre.
Aunque te invito a que estudies más su figura y lo que hace, te resumo su trabajo diciéndote que es “la fuente"; es uno de los emprendedores más fructíferos de USA y “padre” de la mayoría de estrellas del mundo del emprendimiento que ves constantemente en Shorts de Youtube.
Estoy convencido de que Alex Hormozi no sería quién es hoy, si no se hubiera encontrado con este señor, con Russell, y hubiera adoptado su mentalidad empresarial, su ciencia de cómo hacer ofertas que vendan prácticamente cada vez que la presentas a alguien, y su método único de facturar millones de euros vendiendo en eventos en directo.
(Para los interesados en esto último:
El evento de Hormozi en el que presentó al mundo su libro “$100M Offers”, y que fue un éxito global, es un copy-paste de manual del framework “The Perfect Webinar” de nuestro amigo Brunson; que se puede comprar por 7€, por cierto)
Hasta este punto, aún no te he contado esa práctica con la que estoy, seguramente, rozando el trastorno mental.
Es algo que aprendí de Russel.
Es esto:
"Cuando estés bloqueado
(Que para nosotros, emprendedores con ambición de crecer, es casi siempre)
Deja de preguntarte Cómo hacer algo,
Y pregúntate Quién puede hacerlo por ti"
Cuando lo dijo en medio de uno de los cientos de vídeos que he visto de este señor, mi primera reacción fue pensar:
“Fácil para ti, que estás cargado de pasta"
Pero el tío insistía, así que me obligué a salir de esa posición de carencia ("yo no puedo hacer esto porque no soy millonario"), y ser un poco más receptivo…
Continuó:
"Tu misión como dueño de un negocio NO es aprender a resolver todos los problemas de tu proyecto y solucionarlos,
Sino encontrar a personas que sean expertas en resolver esos problemas, y contratarlas para que los resuelvan por ti…
…Mientras tú te buscas la vida para conseguir el dinero que necesitas para poder pagarles y que hagan su trabajo"
En corto:
“Tu papel es conseguir dinero y pagar a otros para que hagan, para ti y tu negocio, el servicio en el que son expertos”
Esto no significa que tengas que tener decenas, o cientos, de empleados para que las cosas vayan bien.
Yo mismo defiendo la idea de Russell, y el número de mi personas en mi plantilla de asalariados es exactamente 0.
Pero reconozco que cada vez que tengo un puñado de euros al alcance, detecto el problema más candente con el que esté lidiando, busco al mejor profesional que pueda permitirme en ese asunto, lo contrato y dejo que trabaje en paz resolviendo un marrón que posiblemente yo mismo he creado, y que tardaría semanas en aprender a resolver por mi cuenta.
Algo que no le va a gustar a más de uno de aquí:
La mayoría de emprendedores “multipotenciales” que siguen empeñados en que ellos pueden aprenderlo y arreglarlo todo por ellos mismos, no son más que niños engreídos que aún no han madurado y que están a dos malos meses de ventas de terminar almorzando en Cáritas.
Aquí el acercamiento inteligente:
Si estás bloqueado en algún aspecto que tenga que ver con tu vida o tu negocio, lo más probable es que alguien ya tenga la solución a ese algo, lo haya procedimentado, validado con otras personas, puesto una etiqueta de precio, y ahora mismo lo esté ofreciendo a cambio de dinero.
Deja de creer que ahorras dinero yendo de emprendedor-alfa-lobo-solitario, porque los niños grandes del patio de los mayores sabemos que estás haciendo el ridículo.
Porque todos nosotros también lo hicimos.
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