Creo que hay varias fases en cuanto a lo que piensas sobre el dinero.


- En la primera, odias el dinero y todo lo que esté relacionado con el tema, te niegas a hablar de él, pero no puedes dejar de pensar constantemente, y en secreto, en tu (nefasta) situación financiera.

(Este es el nivel más bajo, el de la gente con complejos financieros y que defienden posturas políticas irracionales anti-vida)


- En la segunda, ya no odias el dinero y te permites hablar sobre él (especialmente sobre lo mucho que cuestan las cosas), pero le guardas cierto rencor porque, de alguna manera, sabes que deberías tener más cantidad y, por alguna extraña razón que se te escapa, no la tienes.

(Es un avance con respecto al nivel 1, el del pensamiento destructivo y castrante)


- En la tercera, llamémosle nivel 3, comienzas a liberarte de esa oposición mental hacia el dinero, te permites hablar libremente de él (normalmente, sobre cómo conseguir más) y comienzas a buscar activamente interlocutores con los que poder hablar sobre el asunto sin complejos.

(Aquí se empieza a ver la luz, pero aún queda camino por hacer)


- Cuando llegas a la cuarta, hay algo importante que cambia: el dinero deja de ser el protagonista de tus pensamientos y tus conversaciones, y se convierte en el acompañante de tus proyectos. Hablas de él, pero ya no como objetivo por sí mismo, sino como recurso necesario (gasolina) para materializar tu visión.

(Este es el punto donde aparece la libertad que busca la mayoría de la gente, que no es otra cosa que dedicar más ancho de banda mental para lo que quieres crear, que es dar a otros, y menos para lo que todavía no tienes, que es el dinero que te falta, que es seguir pensando en ti)


- En la quinta fase, el dinero que tienes en la cuenta te importa menos de lo que le importa a los periodistas cuyo trabajo es cuantificar lo que tienes para saber en qué posición del ranking de gente de pasta te colocan. Los quintafasianos piensan, respiran y viven para desarrollar su talento, para catapultar hacia adelante sus creaciones, para revolucionar sus industrias, para cambiar la historia.

(Estos últimos solo hablan de dinero como tema principal cuando tienen que llamar la atención de los niveles 1, 2 y 3, que es donde se encuentra la grandísima mayoría de la población de la Tierra, porque saben que, por mucho que digan, es el único tema del que de verdad les interesa oír hablar)


Piensa por un momento en Elon Musk, por ejemplo, el hombre más rico del mundo hoy en día según lo que dice el periodista al que le tocó la tarea de cuantificar su patrimonio en la redacción, en una quedada privada con sus amigos del nivel 5:

(Obviamente, se reúnen entre ellos; y no por clasismo, sino porque les aburriría la conversación que podría ofrecerles un nivel 2, por ejemplo)


¿De qué temas crees que hablarían?

- ¿De lo que facturaron el mes pasado?

- ¿Del coche que uno de ellos acaba de comprarse?

- ¿O de que uno de ellos está obsesionado con llevar al humano al pto planeta Marte y convertir a la humanidad en una especie interplanetaria?


Para que te inviten a sentarte en esa mesa no necesitas pasta.

Lo que necesitas es un proyecto del que no te de vergüenza hablar después de que Musk y sus colegas cuenten lo que tienen entre manos.


Esto es importante y poca gente lo sabe:

No es que tener dinero te haga dejar de pensar en dinero.

Es que dejar de pensar en tener dinero, para pensar en cómo materializar ese proyecto, ese negocio, o esa tecnología que tienes en la cabeza, es lo que te traerá dinero.


Primero necesitas una misión que te obsesione y que tenga que financiarse con moneditas.

Después, encontrarás la manera de que esas moneditas aparezcan.


El primer paso, como siempre digo, es tener absolutamente claro qué es lo que quieres conseguir.

Porque sin eso, no hay dinero, ni hay proyecto, ni hay nada.

Lo único que hay es odio.

Hacia el dinero, hacia la gente que se lo curra y hacia toda persona que no esté en la miseria, o por debajo de lo que tú crees que es tu nivel de ruina.


De la carrera de la rata no sales pagando tu salida con dinero, sino convirtiéndote en otro animal diferente.


Y todo empieza decidiendo Qué quieres, Cómo vas a avanzar hacia allí y comprometiéndote conscientemente Cuál es la cantidad de acción que estás dispuesto a entregar a cambio.

He desarrollado un método para emprendedores que quieran hacer justamente esto.

Si quieres leer más sobre este tema, suscríbete gratis en el formulario de abajo y te enviaré contenido como este directamente a tu correo electrónico.