Cada vez que conozco a alguien que se autodenomina “emprendedor en serie” empiezo a temblar.

Pienso:

“Buah, a ver qué cuenta este”.

No quiero reírme de nadie, y no lo voy a hacer, pero algo muy grave debo haber hecho en la otra vida para que en esta esté condenado a tropezarme con especímenes de estos cada semana, y que me pidan un rato de mi tiempo para “conocernos” y que yo se los dé porque me gusta la gente y se ve que aún no he escarmentado con los seres de esta clase.

Hablan mucho.

Es raro que se callen, los cabrones.

Les pregunto qué hacen:

Parrafada salvaje.

La mayoría empezaron a em-perder cuando tenían entre 10-13 años, o por ahí, o eso cuentan. Cuando el resto aún estábamos esperando a que nos saliera pelo en los huevos, mirándonos casi a diario para ver si ya éramos hombres o todavía no, ellos “ya eran creadores multipotenciales” y le vendían a los niños de su clase sus inventos (inventos como esta historia que narran, por cierto, que será más falsa que la mayor parte de sus vidas), o cualquier cosa con la que estafaban a otros chiquillos, cuales lobeznos de Wall Street.

Siguieron emprendiendo hasta ahora.

Alternativamente, entre curro para otro y proyecto para uno:

Un poco de SaaS por aquí, otro tanto de SEO nichero de medianoche por allá, copywriting también, como no, Dropshipping (revender basura china a occidentales a precio caro que te da margen suficiente como para seguir siendo pobre), IA que ahora es importante, un foro de nosequé tema que no le importa a nadie.

La mayoría tienen de 25 para arriba.

He llegado a hablar con peña de 50 y pico con este perfil también.

Y lo gracioso es que casi todos te miran por encima del hombro.

Algo que sí que comparten:

No se han comido un rosco emprendiendo y no se lo van a comer en su vida.

La triste razón:

Ego.

Según cree la mayoría de estos “emprendedores de serie B”, tienen un potencial demasiado grande como para desperdiciarlo haciendo lo que deberían haber hecho desde el día uno. No pueden permitirse, después de haber recibido tal cantidad de talento aún por desplegar, hacer lo que, seguramente, y digo seguramente porque lo he confirmado decenas de veces ya, lo que sí o sí les funcionaría a estos seres de poca cabeza y todo corazón:

Centrarse.

Dejarse de flipadas de “Google lo montaron en un garaje y Amazon era una mesa y un cartel pintado con pintura de spray negra” (que de hecho son dos ejemplos perfectos de que lo que funciona es apostar por una única cosa), poner los pies en la tierra, meterle fuego a la decena de dominios que tienen comprados para sus side-side-side-projects, elegir uno solo de sus ingenios infrucuosos y dedicarle todo su esfuerzo mental y físico a sacarlo adelante, sea lo que sea, y cueste lo que cueste.

Tienen miedo a perder.

Por eso pierden queriendo.

Una cosa es que tus proyectos fracasen, aprendas la lección y abras otra cosa nutriéndote de esa experiencia.

Eso está bien.

Y otra muy diferente es que no seas capaz de mantener el interés por algo por más de las 48h que tardas en pasar la etapa más fácil, la que a todo el mundo le gusta, del proyecto que arranques, y que, pasado esto, solo quieras cargártelo para meterte a perder el tiempo con otra cosa.

Eso no es emprender, es hacer el primo.

¿Cómo se sale de esto?

De nuevo: centrándote.

All-in, que dirían los guiris.

Eso, y buscándote la vida para no descentrarte al darle la vuelta a la esquina. Porque sabe Dios lo fácil que es volver a los viejos hábitos para cualquiera de nosotros, especialmente para estos niños-rata de los negocios por Internet que vinieron por el Money y se quedaron en el Wanna.

Para escapar de esto necesitas un proyecto, uno en el que centrarte.

O una idea, al menos.

Y luego buscas un sistema, una metodología, un método, un framework, un esquema o como lo quieras llamar, o como te lo quieran contar, que te ayude a mantenerte centrado en eso. Algo que evite que te vuelvas a meter en problemas tratando de asumir más de lo que puedes abarcar.

En mi tierra se le dice a esto “tirarse los peos más altos que el culo”

Tú no lo hagas.



Sobre centrarte:

Busco empresarios, sigan llamándose a ellos mismos emprendedores o no, que quieran empezar a trabajar 1-1 conmigo utilizando la metodología de productividad personal y profesional que desarrollé hace ya más de un año.

SOP.

Sirve para marcar objetivos, como sistema para no desviarte y como motivador para que consigas lo que quieres en menos tiempo que lo que tarda un em-perdedor medio en hacer un logo cutre en Canva.

PD: Me he quedado dándole vueltas a este tema, pensando en si me estoy pasando de darles caña a nuestros queridos roedores hiperactivos del mundo del emprendimiento.

De corazón te digo que me gustaría ayudarles.

Pero no puedo.

Sé que el típico “emprendedor en serie” del que hablo, ese que una vez facturó 3.000€ en el mismo mes porque le cuadraron algunos buenos pedidos del partner chino del Dropshipping y el diseño de una web que le cobró al primo (porque este quería hacerle un favor, cosa que no se comentará nunca en voz alta, pero que ambos saben), y que a raíz de ese hito ya se vio capacitado no solo para convertirse en abanderado del emprendimiento, sino también para autoproclamarse mentor de otros infraseres digitales, no quiere mi ayuda.

Ni la de nadie.

Estuve un rato, antes, pensando en qué servicio de los que ya tengo, por no crear otro, podría ofrecerle a este tipo de hustler. Algo que no sea demasiado caro, que no me obligara a tratar con ellos directamente (por cuidar la salud mental de ambos), que sea de aplicación rápida porque sé que tienden a aburrirse pronto…

No puedo ofrecerles nada.

SOP, de hecho, el servicio del que te hablo en este blog y del que te he hablado en los blogs pasados, es el servicio “estandarizado” más caro que tengo.

Digo estándar porque es un proceso copy-pasteable y por eso puedo ponerle precio fijo, porque para mí casi siempre es lo mismo y de cliente en cliente solo cambia la cara y la situación de la persona (que son similares), pero el método produce resultados en el prácticamente 100% de los casos.

Si quieres “coaching para empresas”, no puedo darte un precio sin ver qué coño tienes montado ahí.

Nadie puede.

Y si lo hacen, desconfía.

Pero con SOP si puedo decirte que el precio es de +800€ y que ninguno, o muy pocos, de los em-perdedores de los que llevo no sé ni cuanto tiempo hablando ya, puede pagar.

Si pudieran, tampoco lo harían.

Porque, como te dije antes, no quieren ayuda.

En coaching esto tiene un término:

“Uncoachable”

Que no se le puede entrenar.

No por dinero, sino por su pésima actitud.

Lo que hay que hacer con esta gente, que no solo están en mi industria, sino en todos lados y con diferentes sombreros (clientes, empleados, socios, parejas, compañeros…) es mantenerte todo lo lejos que puedas de su radio de acción para no terminar con el cuerpo, la mente y el alma llenas de su metralla.

Yo los doy por perdidos.

Nunca podrán valorar esto que he creado, porque jamás reconocerán dentro de ellos mismos que alguien como yo no pueda enseñarles nada.

Pero sí puedo.

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