Braveheart fue mi película favorita durante la mayor parte de mi vida.
Siempre he sido un poco friki de todo lo que tenga que ver con el medievo en la viejísima y guerrera Europa.
Si has visto la peli, seguro que recuerdas “la escena”:
William Wallace, con la mitad de la cara pintada de azul, cabalgando de lado a lado de la primera línea de su formación de infantería…
…prometiendo a sus tropas que su esfuerzo en aquella batalla inminente quizás no les salvaría la vida…
…pero les entregaría la Libertad.
(Todo esto ocurrió solo 2 minutos después de que la mitad de su ejército dudara de su capacidad de liderarles hacia la victoria aquel día, porque ellos, los soldados, tenían ciertas expectativas en cuanto al poderío físico de Wallace, que él no satisfacía en absoluto)
Vi aquella escena, “la escena”, siendo aún pequeño.
Imagino que estaría en Primaria, no creo ni que tuviera 12 años cuando todo eso.
Y aunque aún no tenía ni idea de prácticamente nada, ni podía intuir que algunos años más tarde sería yo mismo quien ocupara un puesto como infante en una formación militar,
En el momento de ver aquella cinta, me di cuenta de la potencia del mensaje de aquel escocés y del impacto que sus palabras habían producido en aquellos hombres que habían estado a punto de desertar.
“Esto de la Libertad debe ser algo valioso”
Ahora que tengo un poco más de conocimiento, y que entiendo, un poco mejor al menos, cómo funciona todo, me doy cuenta de que sí, efectivamente, la libertad es un concepto deseable para la práctica mayoría de la población de este mundo.
Pero digo más:
Cada persona tiene su propio grito de batalla.
Un warcry individual que te agite de tal forma que sería capaz de romper cualquier resistencia mental para poder entrar en acción.
Para aquella gente, era la palabra “Libertad”.
Para ti, puede ser otro completamente diferente.
Lo triste es que la mayoría de la gente que ves por la calle repite sin sentido gritos de combate que no tienen que ver con ellos.
Algunos, porque lo vieron en RRSS.
Otros, porque se supone que es eso lo que deberían estar gritando.
La mayoría, porque no se han parado a pensar en este tema y aceptan como propio la primera idea que les pasa por delante.
Es algo así como un Fakeheart moderno,
Un corazón falso como evolución cutre de un pasado glorioso.
Hace dos días, decidí lanzar un post presentando una oferta de tiempo limitado que aún no sé si repetiré algún día:
“La Revelación”.
Lo he llamado así porque no es otra cosa que una selección de los que considero los mejores 8 audios privados, de una colección de 20, que he enviado a los miembros de El Círculo; las personas con las que trabajo 1-1 como su coach personal,
Y creo que hay más que suficientes ideas de calidad como para que un alto porcentaje de quienes escuchen este contenido tengan un “momento ahá” que les ayude a entrar en combate con confianza.
En estos 8 audios premium, hablo no solo de lo que me importa a mí como emprendedor, como individuo…
…sino de aquellos temas en los que he detectado “ambición” en los empresarios y dueños de negocio que conozco.
(Dinero, productividad, desarrollo personal, creación de hábitos, paz mental…)
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