Imagina que sales de la empresa en la que trabajas para montar algo.

Para montar algo guapo, no para hacer cualquier cosa.


Tienes una idea en mente.

Algo increíble.

Algo, algo que sin duda demostraría lo valioso que eres, lo mucho que debería apreciar la gente tu “coco”, tu cerebro.


Tienes una pedazo de idea de negocio que sí o sí va a funcionar.

No sabes si te hará rico, aunque tampoco te importa.

Lo que sí sabes es que, para que funcione, tienes que dar tu 100%

Tu 200%, qué cojnes.


Y para eso, por supuesto, tienes que emprender.

Salir del mundo corporativo, de tu vida “normal” y unirte a “los que se la juegan”

Es un rollo casi romántico, como de poema.


Así que eso haces.

Emprendes.

Y eres feliz…

…dos meses.


Luego te das cuenta de que lo que decía la gente de que “emprender es difícil”,

(Gente que no ha emprendido nada en su vida, por cierto)

Se queda MUY, PERO QUE MUY corto.


Buscarte la vida por tu cuenta no es que sea difícil, es que puede convertirse en el auténtico infierno en la Tierra.

Las normas cambian.

Lo que sabías de “antes”, ya no sirve.

Es como la chorrada esa que dicen de “desaprender para volver a aprender”, pero sin chorrada y vaciándote la cuenta del banco a saco a cada día que pasa.


La cuestión es que sigues.

Aguantas.

Por ti, por tu familia, para callar unas cuantas bocas y por honor.

Por eso y porque realmente crees en ti, y eres tú quien tiene que hacerlo.


Pasa el tiempo.

Sigues jdido vivo, manteniendo la llama de tu idea viva, como puedes, mientras tratas de sacar dinero de donde te dejen.

Aceptas malos clientes, malos tratos, malas condiciones, malas colaboraciones…

Malo todo.


Lo que ganas no te da pa ná,

Y aún así tienes que pedirle perdón al Estado por querer emprender,

Por no querer sacarte unas opos como la gente normal.


Por no querer ser otra cosa.

Por no poder ser otra cosa.


Dios está de tu lado y, aunque no sabes muy bien cómo ha pasado, sobrevives a los primeros años de naufragio como autónomo.

Ahora ganas algo de dinero.

Pagas impuestos.

Tienes clientes.

Sigues siendo "medio pobre" si te comparas con la versión imaginada de ti mismo que decidió seguir en su empleo anterior, y que ahora gana 100€ más al mes, pero cobra clavao cada día 28.


Pero al menos,

Te dices a ti mismo,

Te consuelas,

Al menos

“Tengo libertad”


Stop.


Desde este punto de la historia en adelante, nuestro protagonista tiene 3 opciones.


1) Abandonar, darse cuenta de que no tiene sentido seguir adelante emprendiendo y volver a emplearse

2) Continuar dando pico sin tino como esclavo en su propia mina, rezando porque dentro de 3-4-5 años de esfuerzo salvaje la cosa mejore

3) Detenerse, pensar en qué quiere exactamente para su vida personal y profesional, tratar de crear un plan con sentido e ir hacia allí


¿Tú cuál elegirías?


Esto lo escribo para los que tienen dos dedos de frente, el resto que no lo lea:

Hay muchas formas de hacer bien el punto 3).

Mi forma, la que te invito que pruebes y que he demostrado que funciona, se llama Masteryweeks.

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