Si ya perdí puntos con algunos de esta lista por haber reconocido abiertamente que soy fan incondicional de “La Isla de las Tentaciones”, deja que cuente ahora que estoy convencido que la persona que más ha influído, e influye, en mi vida es Jesucristo…


(Por alguna extraña razón que aún no alcanzo a comprender, una parte importante de las personas que leen lo que escribo, que compran mis servicios o que me siguen en redes sociales, da por hecho que no soy creyente; que soy ateo o que, al menos, no me interesa en absoluto la religión o la espiritualidad.

Es todo lo contrario.


Recuerdo que hace unos meses, uno de mis clientes, con quién pasé un rato hablando y explicándole por qué creía (y creo) que el estoicismo no puede funcionar en el largo plazo en la vida de una persona que no tenga una ya asentada fe en Dios, porque el ateísmo anula algunas creencias estoicas fundamentales (determinismo, Logos bondadoso…) que deben respetarse para que el resto del sistema no se desmorone, se sintió más que decepcionado cuando se dio cuenta de que no soy el coach-comecuras que algunos piensan que soy.


Cuando terminé de argumentar mi idea, simplemente me dijo:

“No pensaba que fueras así”.

Y cambió de tema para hablar de otra cosa.)


El caso:

Hay varias citas que se atribuyen a Jesús que me vienen a la mente cuando pienso en esto de la productividad, o en los negocios.

Algunas de ellas no creo que quisieras leerlas, especialmente si eres creyente, o agnósitico al menos, porque lo más probable es que pondrían en jaque gran parte de tu acercamiento al mundo de la empresa, al enriquecimiento y al desarrollo personal, y no te sentirías del todo cómodo pensando en ellas.


Aquí tienes una que sí podemos aprovechar para nuestros lucrativos fines mercantiles:

"Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá;

Porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"


Algo que repito constantemente a las personas que trabajan conmigo:

“Si no tienes claro el Objetivo, no vas a llegar”


Para mí, cada vez que me siento frente a un folio a escribir lo que quiero conseguir, o por lo que voy a trabajar, en ese momento lo que estoy haciendo es “pedir”, “buscar”, “llamar” a lo que quiero.

No hago nada más:

No pienso en Cómo voy a hacerlo, simplemente me centro en Qué quiero conseguir, y lo escribo.


Que ese “algo” que deseo se materialice en mi vida a través de mi esfuerzo, o que sea porque Alguien me lo conceda, es debatible.


Pero creo que todos podemos estar de acuerdo con que para emprender un viaje, lo primero que tienes que tener claro, antes de comprar los billetes, antes de preparar el equipaje, antes de escribir un post presumiendo… es a dónde quieres ir.

Nadie puede darte algo que aún no has pedido, algo que aún no sabes que quieres.

Especialmente si requiere foco, constancia y trabajo…


Después de haber trabajado con unos 100-120 profesionales (emprendedores que empiezan, empresarios asentados, directivos y otros ejecutivos con “ganas de hacer cosas”) me he dado cuenta de que para muchos de ellos cómo marcar objetivos que les hagan avanzar hacia lo que quieren sigue siendo una asignatura pendiente.


Algunos directamente “no saben qué quieren”.

Otros, no saben “qué deben querer”.

Y la mayoría se preocupa por el coste de oportunidad, por todo lo que perderán si deciden centrarse en una única línea de acción.

(Así que terminan no centrándose en nada y se quedan paralizados en un punto del que no pueden salir…)


Como sé que esto ocurre porque, como te digo, lo he visto en directo cientos de veces, he creado un proceso de establecimiento de Objetivos que hace que las personas que lo prueban digan cosas como esta:

"Me gustó mucho, la verdad.

Ya he empezado a hacer cosas para llegar al objetivo.

Gracias, fue muy inspirador"

(Esto me lo envía un nuevo miembro de Masteryweeks, el día después de aprender esa forma de marcar objetivos de la que te hablo, y que te enseño en el seminario de “onboarding” de nuestra comunidad)


Es un poco largo de explicar cómo funciona.

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