A este San Valentín ya no llegas, así que pensemos en el siguiente.

2025.

Creo que este correo deberías guardarlo como oro en paño, porque es posible que si el asunto ha generado algún tipo de “cosquilleo” en ti, necesitas leer (posiblemente más de una vez) lo que voy a escribir desde esta línea en adelante.

Me dirijo principalmente a hombres.

No sé si lo que voy a contar servirá también a mujeres porque nunca he ligado con tíos.

(Alguno sí que me ha entrado; creo que es por la barba)

El caso:

Hoy voy a hacer de hermano mayor y te voy a explicar qué debes hacer, paso a paso, para dejar de ser el pagafantas que eres, para que las pibas de Tinder dejen de vacilarte, para que esa chica en particular que te gusta no te trate como si fueras Winnie-the-Pooh (que es hembra, por cierto), para que dejes de comerte la cabeza por si tu mujer está pasando demasiado tiempo con X tío del que “no tienes que preocuparte, porque solo es un amigo” y que tú y yo sabemos que se la quiere calzar.

Empecemos por la base.

Paso número 1:

Olvídate de ella.

Esto no significa que te conviertas en un macarra fingido, en el típico malote de Hacendado en el que te quieren convertir todos los pick-up artists (fracasados que enseñan a otros perdedores a ligar) para que puedas mojar el churro.

Es mucho más fácil:

Lo que tienes que hacer es dejar de pensar en cómo “reconducir” a esas pibas tinderas, a la chica que pasa de ti un kilo, o a la mujer que cada vez que hace sentir más celoso, y te centres en la única persona que te ha metido en esta situación y que, por suerte para ti, te puede sacar de ella:

Tú.

No eres el centro del Universo.

Esa no es la mentalidad tampoco.

Pero si la gente te está mangoneando, sean mujeres, hombres o reptilianos, lo están haciendo no porque tú se lo estés permitiendo (que también, pero esto no es una lección sobre cómo imponerte a alguien; porque tampoco hace falta), sino porque algo en ti, y no en ellos/as/es/us, está fallando.

El paso número 1 es reconocer que lo que te ocurre, esa falta de éxito en las relaciones, esa falta de paz mental, tiene que ver contigo, con algo que tú tienes que resolver, y no con alguien externo a ti.

Es el mejor acercamiento.

Y la única posición en la que tienes control.

Paso número dos:

Cuando asumas, y esto le cuesta a mucha gente y por eso pierden el tiempo aprendiendo frases para ligar o leyendo libros escritos por veinteañeros “expertos” (jajajaja) en el tema, que a esa chica no le pasa nada y que simplemente está respondiendo de manera natural a lo que tú estás transmitiendo (más info abajo), lo que toca es hacer lo siguiente.

Una lista.

Haz una lista enumerando todos los ítems que puedas respondiendo a esta pregunta:

“¿Qué necesitaría ser, o tener, para dejar de sentirme inferior, celoso, necesitado o asustado?"


Créala ahora y no sigas leyendo hasta que termines.



Cuando la tengas, hazte esta nueva pregunta:

“¿Qué necesitaría ser, o tener, para no sentirme intimidado por ningún otro hombre que se acercara a mi señora/novia/chica que me gusta?”


Alimenta tu lista con esas respuestas.

(Piensa bien y concéntrate en lo que estás haciendo, que este simple ejercicio que te regalo puede mejorar quién eres en menos de un año)



¿Lo tienes?

Bien.

Puede que hayas escrito cosas como las de abajo, o puede que no, pero aquí van algunos ejemplos:

- Estar en mejor forma física, verme bien y sentirme fuerte

- Mejorar mi apariencia, vestir mejor y cuidar más mi aspecto

- Tener mucho más dinero que el que tengo ahora (importante que pongas una cifra si has escrito algo en esta línea)

- Superar X problema íntimo que me hace sentir inseguro


Tengo buenas noticias:

Si has hecho lo de arriba, ya tienes una idea de los objetivos que resolverán el 80-90% de problemas que tienes con personas de otro secso; o del secso que te atraiga, si me apuras.

Tercer paso:

Ahora empieza la fiesta.

Decidir una actividad para avanzar (poco a poco, no hace falta correr, y ninguna de las cosas de la lista del ejemplo se consiguen en dos tardes) hacia cada uno de esos objetivos, o estados ideales.

Algo que te lleve allí.

Utilizando el ejemplo, para ponerte fuerte podrías apuntarte a un gimnasio, para mejorar tu apariencia puedes buscar estilos que te gusten y renovar tu armario, para el tema de la pasta tienes que marcar algo que te acerque a la cantidad de dinero que quieres tener, para resolver ese problema íntimo que te quita el sueño por las noches puedes pedir cita en un urólogo, a un terapeuta…

Resumiendo lo que llevamos:

1. Asumir que a ellas no les pasa nada, que no tienen nada que ver con lo que a ti te está ocurriendo, y que el camino es centrarte en trabajar en ti mismo

2. Crear la lista respondiendo a las dos preguntas “desbloqueadoras” que te regalo

3. Elegir una actividad por cada item de esa lista y comprometerte a trabajar en ellas


Eso es.

Ahora viene la parte difícil.

Paso número 4:

Comprometerte a mantener en el tiempo esas actividades hasta que empiecen a producir los resultados que quieres.

(Estar más fuerte, verte mejor, tener dinero y, en definitiva, estar satisfecho contigo mismo para convertirte, sin pretenderlo, en un imán para otras personas a las que, obviamente, les apetece estar junto a alguien fuerte, atractivo, con dinero y seguro de sí mismo)

Es aquí donde fallan todos.

Y es una lástima, porque el cambio de vida que estás buscando se encuentra al otro lado de esa constancia que te falta.

Esto aplica a cualquier proyecto en realidad:

Hay que tener una Visión clara, pero para llegar allí tienes que caminar.

¿Sabes qué es lo mejor de todo?

Que si encuentras un método para no desviarte en tu nueva y sagrada misión de reconstruirte a ti mismo, aunque hayas empezado la aventura por el motivo equivocado de gustar más a otra gente, llegará un momento, y llegará mucho antes de lo que te imaginas, en el que te olvidarás de impresionar a nadie y te centrarás en seguir creciendo, en seguir mejorando, en seguir trabajando en ti.

La mejor táctica para ligar es que te la sude si ligas o no.

Pero eso no se puede fingir.

Te la suda, o no te la suda.

Y para que llegue a sudártela, tienes que mantener el plan que te lleva ahí.

Es constancia.

El programa de productividad 1-1 que he creado no está diseñado específicamente para convertirte en un Casanova antes del año que viene.

No me dedico a eso.

Pero la verdad es que “aguanta lo que le eches”:

Si estás comprometido a seguir el sistema, semana a semana, es muy difícil, por no decir imposible, que no veas mejoras en sea lo que sea para lo que lo quieras utilizar.

Es como trabajar en sprints.

Eliges unos objetivos (en las primeras reuniones de SOP, mi programa, lo hacemos), los reducimos a tamaños digeribles, y trabajamos semanalmente para que vayas cubriendo etapas (y consiguiendo hitos)

Esto sirve para todo lo que escribí arriba, y para aprender a vender, y para tomar decisiones duras de negocio y mantenerlas, y para mantenerte constante estudiando una oposición (si un opositor contratara esto después de lo que he dicho sobre el funcionariado en esta lista, me quedaría loco, pero estoy seguro de que le serviría), y para mantenerte firme en tu idea de lanzar un nuevo servicio, y para…

Querido:

El resumen de todo esto es que si quieres que las cosas cambien, tienes que moverte.

Para empezar a hacerlo cuanto antes, suscríbete a mi newsletter con el formulario de abajo.