Mensaje que me llega por DM en Twitter:

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"Hola David!

Quería decirte que estás construyendo algo muy valioso con Masteryweeks.

Y me inspira a construir algo similar"

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(Al menos no se podrá decir que no es un tío sincero)


De vez en cuando, me llega algún mensaje así.

Pero, si te digo la verdad, ya prácticamente no les doy importancia.

En todo caso, me alegro porque 1) la gente está evidentemente viendo lo que estoy haciendo y 2) lo que he creado es tan bueno que otros quieren copiarlo.


De hecho, suelo animar a la gente que me dice que quiere “inspirarse” en lo que hago para que lo haga.


Primero, 

Porque sé que aprenderán muchísimo haciéndolo.

Ganarán habilidades nuevas que llevarán al mercado y tratarán de venderlas.

Y eso es bueno tanto para clientes, como para la industria, así que es bueno para todos los que participemos o compitamos allí.


Segundo, 

Porque sé la mayor parte de las veces, este tipo de declaración de intenciones no terminan en nada.

¿Por qué?

Por lo de siempre:

Porque crear algo así es más difícil de lo que se imagina nadie, y la gente está tan acostumbrada a pasarse el juego en modo fácil que en cuanto las cosas compiezan a complicarse, pierden el interés y lo dejan.


(Cuando veas a un emprendedor utilizando palabras como “reinvención”, “equilibrio” o “autodescubrimiento” después de detener su proyecto, puedes estar seguro de que la causa de que lo haga es porque ha sucumbido a este fenómeno de dificultad = desinversión)


Diría que el 80% de las personas que tratan de copiar lo que hago y fallan lo hacen justamente por esto.

Mala gestión de expectativas en cuanto a esfuerzo.

Así que diré que, así a ojo, solo compito con el 20% de personas que inician una alternativa parecida a lo que yo hago.


Aunque digo más:

De ese 20% que no lo deja por difícil, como mucho muchísimo, me tomaría en serio, si llega, al 1% de los candidatos.

El resto, fracasará por otros motivos.


Está claro que estos datos me los estoy sacando de la manga porque mis estudios de mercado se basan en tener los ojos abiertos y tener en cuenta lo que veo.

Pero diría que el 99% de las personas no pueden competir no ya conmigo, sino contra nadie que se tome las cosas en serio.


Y ese es el problema en el fondo de todo esto:

Pocas personas se toman en serio lo que hacen, porque son muy pocas las personas tratan de vivir con maestría.


Sé que esta es una afirmación que roza lo filosófico, pero te pongo un ejemplo mucho más claro de por qué mi paz mental no se ve en absoluto alterada cuando alguien amenaza con venir a comerse mi tostada:

Cuando el emprendedor medio está poniendo el primero de sus pies en el suelo por la mañana para levantarse de la cama, yo ya llevo 3 horas de trabajo metidas entre pecho y espalda.


Y no es porque sea un superhéroe, porque no tenga vida social o familia (que la tengo), o porque tenga insomnio.

(Duermo como un bebé, gracias a Dios)

Sino porque he creado una rutina personal centrada, específicamente, en exprimir al máximo las horas que tiene el día para dedicarlas a mi propio crecimiento y al de mi negocio.


Muchas veces, otros dueños de negocios me piden que les “revele” mis hábitos diarios.

Lo que hago no es nada novedoso, pero te advierto que para muchos estoy rozando la obsesión.


Si eres más de incienso y mantra que de rutina y esfuerzo, no creo que te sirva para nada leer esto que he escrito.

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