Ayer a última hora lancé el email del día.

Con una errata gorda:

"Cierro convocatoria el miércoles martes"


Normal, me había fundido los plomos durante horas (muchas, de verdad) creando la viñeta de comic que pegué al final del correo, y tenía los ojos más secos quel carajo.

Es el martes cuando cierro.

Por la noche, manteniendo las tradiciones.

Y sobre esto…

El viernes pasado, un día después de haber abierto plazas (2) públicamente, ya le recomendé directamente a alguien que NO se apuntara en esta promoción.

Ser brutalmente sincero con respecto a quién debería o no debería entrar en mi servicio, es algo que suelo hacer, y que aprendí de quien creo que es el mejor copywriter de venta por email de todo el universo conocido:

Ben Settle.

Muchos de los productos que lanzo, ideas que pruebo, u ofertas que me invento “de repente”, son un homenaje que le hago por todo lo que he aprendido gracias a él.

Por ejemplo:

- Mi newsletter “Maestría”, una newsletter física y privada, que envío a casa con gastos incluídos, y que solo regalo como bonus de otras ofertas (no se puede comprar, es exclusiva), es un guiño directo a su producto principal: “Email Players”

- La manía que tengo de vender mis servicios “por piezas”, como lo de arriba de lanzar Maestría de manera intermitente, o lo de haber grabado 34 audios privados el año pasado y que, de los +150 clientes que he tenido en estos 1-2 años, solamente 3 de ellos los tengan todos, o que tenga 3 tipos especiales de sesiones 1-1 de coaching que solo ofrezco en determinados momentos del año (a saber: “El Descubrimiento”, “El Avatar”, “El Día Perfecto”) también es algo que hago por respeto a la escuela de mi muy maestro Ben.

- La viñeta que pegué ayer en mi email es, de nuevo, una idea que, aunque terminó de florecer gracias a algo que dijo un cliente en el taller pasado, seguramente se plantó en mi cabeza al ver que Ben añade una historia en forma de cómic en cada uno de sus números de “Email Players”.

- Y que en algunos lanzamientos yo envíe entre 2-3 emails en los últimos días de campaña también es cosa suya, claro.

(En el último de los suyos, me metió 5 correos en mi inbox en menos de 24 horas)


Soy un fanboy.

De hecho, si estás suscrito a su newsletter, lo has estado, o lo estás durante unos días, te darías cuenta de que, a base de leerlo, mis mejores correos se parecen a algunos de los suyos.

Así de fuerte es su impacto en esto que hago.

Tanto, como para que, sin darme cuenta también, con el tiempo me haya pasado a su bando de “advertir a los clientes que, a lo mejor, tu servicio no es lo que necesitan”.

Sin trucos.

No es por un rollo de marketing psicológico jodecabezas.

Sino que, como ya he visto en mis propias carnes, hay ciertos tipos de clientes, o cierto tipo de situaciones en las que se encuentran algunos clientes, que hacen que sea mejor que no estén cerca de lo que tú estás creando y que, además, financia tu vida.

Que significa que, si no lo veo lo bastante claro, yo mismo recomiendo que no me contraten.

O que no se apunten.

Creo que por eso, en lugar de poner un enlace al final de mis correos para que puedan comprarme, últimamente me ha dado por pedir una “palabra secreta”, para que me escriban a mí, y es entonces cuando envío el enlace.

(Aunque esto no lo aprendí de Ben, sino de JK Molina; otro fuera de serie, aunque con una filosofía muy diferente)


No oculto mi enlace para que no veas mis precios.

Sino para ver quién es candidato a entrar en mi casa.

Me preocupa que entre gente con los zapatos sucios, podríamos decir.

Aunque a la persona que le dije que mejor que no entrara, no lo hice porque supiera, o intuyera, que pueda causarme problemas por su personalidad, su equipaje, o por algo que tenga que ver con él como persona.

Ya ha sido cliente mío, me fío de él.

Pero sé, porque lo conozco y sé en qué anda metido, que este mes no es su momento para entrar en Mastery Leaders.

Aunque ese mismo día, el viernes, podría haber cerrado esa venta, porque él estaba dispuesto a comprar.

Es más, le dije esto:

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"Nombre, yo no me apuntaría si fuera tú.

Date unas cuantas semanas a que termines con X, vuelve tranquilo, revisa aquello que me contaste sobre Y, y luego miras si te quieres meter.

Te va a costar 95€ cada semana en lugar de 75€, pero si entras ahora vas a tirar el dinero y vamos a terminar quemados"

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Echó cálculos y me dijo:

“Eso son 400€ al mes”.

Le dije:

“Sí”

Y me dijo:

“Bueno, pero si es verdad lo que dices de que los miembros que siguen los pasos ganan 750€ el primer mes, y vas pagando por el camino según vas ingresando dinero, y te puedes marchar cuando quieras, en realidad, dan lo mismo esos 400€”

Mi respuesta:

“Eso es”.

Me dio las gracias y quedamos en que en septiembre-octubre, posiblemente, estará dentro de ML.

Aunque le cueste “más caro”.

Porque ese es su momento, y el momento de su proyecto según los planes que sé que tiene, y no lo es ahora.

Es de perogrullo, pero poca gente se toma esto en serio:

“¿Para qué quiero personas dentro de mi servicio para las que pagarme pueda convertirse en un problema para ellos?”


Menuda asociación chunga que estás creando ahí.

Es con ese tipo de cosas, además, con las que el margen se termina yendo a tomar por saco, muy lejos de tu bolsillo.

Devoluciones, quejas, petición de soporte constante…

No, gracias.

Ni he venido para que me estén volviendo loco, ni quiero convertirme en “la mala decisión del año” del negocio de nadie.


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