Están pasando y van a pasar cosas grandes en Masteryweeks. 

Pero antes de volver a sacar plazas, hay que esperar un poco.

Mientras tanto:

Cada X tiempo, cada vez con más frecuencia, me invitan a charlas, podcasts o entrevistas para que cuente lo que sé sobre productividad personal. Algo curioso es que ayer alguien preguntó por este tema en una comunidad de emprendedores, y cinco personas dieron mi nombre como “la persona” para ese asunto. No lo cuento para presumir, sino porque me viene perfecto para lo que te quería contar. Que es esto:

Siempre terminan haciéndome la misma pregunta.

Formulada de diferente manera, pero suele caer.

“¿Cuál es el mejor de tus hábitos?"

…o el que más impacto ha producido en mi vida.

…o el que recomiendo a todo el mundo.

…incluso el que nadie cree que sea el “culpable” de la mayor parte del éxito que he tenido y tengo.

Algunos pensarán que soy un flipado por escribir esto de arriba sobre lo de mi éxito, pero yo que he visto en primera persona en los líos en los que me he metido a lo largo de estos maravillosos y adultos años, estoy muy satisfecho con mi estado actual, con mi futuro potencial y, especialmente, por haber esquivado unas cuantas balas (figuradas) que me habrían dejado cuerpo-sin-vida en una cuneta (figuradamente también).

Me voy por las ramas.

Mi hábito estrella es madrugar.

Al principio, me costaba un huevo y sudé sangre para asumirlo.

Después, terminé amándolo y convirtiéndome en un robot del tempraneo.

Ahora, voy sobrado con el tema y lo utilizo “on-demand”.

Cuando tengo un pico de trabajo, cuando me apetece montarme mis películas semi-monacales a primera hora del día (me da por regalarme un tiempo sagrado a primera hora para pensar en mis cosas, escribir, o hacer algo parecido a meditar), cuando me apetece correr por la mañana con el fresquito, cuando quiero marcarme un época en plan SEAL y apretarme para ver cómo respondo…

Creo que fue ayer cuando lo dije:

Crear tiempo bajo demanda es la habilidad clave de este siglo.

Unos raspan tiempo quitándose minutos de la hora del almuerzo, que les sirve de muy poco.

Otros como yo, decimos:

“Este mes voy a ganar 60 horas levantándome cada día dos horas antes”


(Una semana y media de trabajo de un asalariado tipo)

Un ejemplo es lo que pasará mañana:

Como casi cada sábado me lo pillo para descansar por completo, los domingos suelo coger unas horas para trabajar en modo relax. Más tranquilo, sin recibir demasiados mensajes y sin atenderlos prácticamente. Pero mañana tengo que montar un tinglado muy guapo, y muy ambicioso, que, Dios mediante, presentaré en mi newsletter el lunes. Tengo que encargarme de mil cosas, grabar vídeos, escribir y automatizar unas cuantas secuencias de correo…

Así que mañana me despertaré a una hora insultantemente temprana.

Trabajaré tranquilo en mi despacho.

Y terminaré esto que, aunque no es que lo tenga pendiente porque me marco mis propios ritmos, me apetece lanzar ahora.

El truco, el de antes:

Madrugar.

Cómo aprender a hacerlo, sin utilizar la fuerza bruta:

Leyendo un libro que escribí sobre ese tema y que autopubliqué en 2022.

Hoy, día 4 de marzo sale de la categoría “Kindle Unlimited”, por lo que dejarás de poder leerlo gratis aunque estés suscrito a ese servicio de Amazon.

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